Artículo publicado en Diario de Cuyo el 25 de mayo de 2010 en el Bicentenario de la patria.
Primer dato curioso: en el cruce de la ruta con el camino que lleva a Maipirinqui, no hay cartel que indique la existencia de esta comunidad. Sólo se llega preguntando. Segundo dato curioso: nadie entre los pobladores consultados sabe qué significa Maipirinqui (proviene del quechua y quiere decir "¿hacia dónde vas?").
Según la gente del lugar, en Maipirinqui o Maipirinque viven alrededor de 60 personas. Si se compara con la cifra de casas, debería haber más viviendas. Sin embargo, en este lugar calificado por el gobierno como sub-localidad del distrito de Villa Iglesia, no hay casas nuevas desde hace años. El edificio más reciente es el salón multiuso de la unión vecinal.
La razón por la cual su gente no edifica es porque tampoco construyen nuevas familias. Los hijos se van de las casas a vivir a otros sitios más poblados, o mejor aún, no tan alejados de la mano de Dios. No se quedan porque no hay industria, comercio, producción o alguna otra razón más allá de la familiar que los retenga.
Maipirinqui queda a un centenar de metros de la villa de Iglesia, a 22 kilómetros de Las Flores, y a unos 100 kilómetros de la ciudad Capital de San Juan. ¿A alguien le suena Campanario, Tambillo o Zonda? Bueno, estas también son sub-localidades del distrito Iglesia. Tampoco tienen carteles, son parte del mismo rosario de casas por el mismo camino de tierra, sólo que no tienen un nombre tan pintoresco como el quechua. Ah, y para que no haya resentimientos, Bella Vista también pertenece al distrito, pero como es mucho más grande y queda de paso entre la ciudad y los puntos turísticos más fuertes del departamento, es mucho más conocida y turística.
La unión vecinal primero, y después la noticia de que iban a construir una red de agua potable, fue lo que sacó a Maipirinqui de su letargo.
El paisaje
A Maipirinqui se accede por una sola calle de polvo y piedra. A los costados, casas desperdigadas. En el punta del camino en ascenso, unos cerros pelados y al fondo los picos nevados de la Cordillera de los Andes. Llama la atención el verde y colorido de los jardines de las casas. Los dueños se preocupan por embellecer su entorno.
La gente
Criadores de cabras como Ramón Muñoz, tejedoras como Sofía Alvarez, estudiantes como Cecilia y Pablo, aunque los pibes son los menos en la comunidad. Y jornaleros, muchos jornaleros para las tareas del campo; esta última es la gente que compone la sub-localidad en su mayor parte.