El presente artículo fue elaborado sobre la base de textos y material gráfico proporcionados por el licenciado Víctor Contreras, del Instituto y Museo del Instituto y Museo de Ciencias Naturales UNSJ. El mismo fue publicado en El Nuevo Diario en la edición 628 del 15 de octubre de 1993, en el suplemento Universidad&Sociedad de la Secretaría de Extensión Universitaria - CREACOM
La historia de la vida sobre la Tierra es siempre un tema fascinante. Millones y millones de años han pasado para que la Tierra sea hoy como es y para que sobre ella camine el hombre, compartiendo -aunque a veces no muy bien- este hábitat con otros seres vivos. Segundo a segundo durante esos millones de años; milímetro por milímetro sobre la superficie de la Tierra, los ambientes y la vida van cambiando, en un proceso que es imperceptible para quienes lo protagonizan. Así todos los lugares que hoy habitamos y todos los seres que hoy poblamos este planeta somos el resultado de esa lenta, pero inevitable evolución que muta climas y ambientes y adapta a ellos a los seres vivientes, variando e incluso creando nuevas especies. Hoy podemos conocer esa evolución paso por paso, momento por momento, especie por especie, gracias al trabajo lento y silencioso de paleontólogos, geólogos y biólogos, profesionales capaces de reconstruir ambientes y formas de vida a partir de un minúsculo resto fósil al que saben buscar, encontrar, tratar y conservar para que ese conocimiento llegue a toda la humanidad. Gracias al trabajo de estos investigadores de la vida, la provincia de San Juan es conocida en el mundo entero por los hallazgos de Ischigualasto, que han brindado a la humanidad la mayor parte de lo que hoy se conoce sobre el origen de los dinosaurios, su evolución y la aparición de los precursores de los mamíferos sobre la Tierra. Pero nuestra provincia posee otras riquezas paleontológicas, menos conocidas aunque no por ello de menor importancia. Se trata del yacimiento de Lomas de las Tapias, en la Quebrada de Ullum, donde desde hace más de una década investigadores del Instituto y Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de San Juan realizan una importante labor. Este trabajo es el que hoy permite afirmar que a las puertas mismas de lo que actualmente es la ciudad de San Juan vivieron fabulosos mamíferos prehistóricos cuya antigüedad ronda los 10 millones de años.
Sobre ellos y el lugar en el que vivieron trata este artículo.
Yacimiento paleontológico Ullum – Lomas de Las Tapias
La prehistoria en las puertas de la Ciudad
¿Cómo era la vida en estas tierras hace 10 millones de años?
La respuesta a esa pregunta la tienen hoy investigadores del Instituto y Museo de Ciencias Naturales de la UNSJ que encontraron, a las puertas mismas de lo que actualmente es la ciudad de San Juan, restos fósiles de fabulosos mamíferos prehistóricos que habitaron en la zona de Ullum - Lomas de las Tapias cuando el hombre todavía no caminaba sobre la faz de la Tierra.
El yacimiento
El yacimiento paleontológico donde investigadores de la UNSJ trabajan desde hace una década se encuentra en una zona desértica entre los departamentos de Ullum y Albardón. Se llega a ella por la Ruta Provincial 514 que, luego de pasar el Dique Ignacio de la Roza, nos muestra las quebradas de Ullum.
En ellas la corteza de la tierra ha quedado al descubierto gracias a la acción erosiva del Río San Juan, el viento y las lluvias, que han tallado formas extrañas, de una austera belleza.
El viaje sigue otros cuantos kilómetros hasta pasar el Dique Embalse de Ullum. Desde su emplazamiento y en dirección noreste, hacia las proximidades del Villicum, se extiende una amplia zona de "badlands" o "tierras malas", terrenos encarcavados, erosionados en suave arenisca parda a grisácea y arcillitas pardas rojizas.
La investigación que llevan a cabo profesionales del Instituto y Museo de Ciencias Naturales ha demostrado que estas areniscas contienen huesos fosilizados de animales prehistóricos.
Se trata principalmente de restos de mamíferos, criaturas de sangre caliente como el hombre, pero mucho más antiguos y primitivos que ningún ser humano. Una numerosa y variada fauna de mamíferos de extraño aspecto y hoy totalmente extinguidos, acompañados por anfibios, reptiles y aves convivió en un ambiente muy distinto del actual desierto.
Cómo era el lugar
Una larga serie de descubrimientos realizados en este lugar demostró que durante el período Terciario, precisamente en el lapso comprendido entre los 12 y 9 millones de años, llamado Mioceno, tiempo en el cual se depositó la mayor parte de las columnas rocosas terciarias de Ullum, en la zona de Quebrada de Ullum - Lomas de las Tapias se extendía una amplia planicie fluvial, surcada por algunos ríos que provenían de la naciente precordillera.
El clima era, por supuesto más benigno que el actual. En una etapa posterior, y a raíz de los movimientos orogénicos que terminaron de esbozar la actual Cordillera de los Andes, emergieron cordones montañosos próximos, transformando la planicie en bajadas agrestes, secas e inhóspitas.
Todo ello se agudizó al impedir la cordillera el paso de los vientos húmedos originados en el océano Pacífico y que actualmente llamamos viento Zonda. Como ha sucedido en todas partes del planeta en todos los tiempos, estos procesos orogénicos y climáticos destruyeron el ambiente que existía en el lugar y determinaron la extinción de la fauna de esa época.
El trabajo de los investigadores
La búsqueda diligente de los restos de vida que pueden ser desenterrados en las sucesivas capas de arenisca y arcilla nos permiten hoy conocer esta historia. El trabajo el lento y arduo.
En cada nivel los investigadores pasan horas y con frecuencia días para encontrar algo lo bastante bien conservado como para poder deducir una porción clara de esta historia.
Los restos acumulados, con cuidadosas anotaciones del lugar del hallazgo y las características geológicas, se envían a los laboratorios del Museo para su preparación y estudio.
Allí se identifican y denominan; se considera su puesto en la pasada economía de la naturaleza y se determinan los parentescos y linajes de descendencia a lo largo del tiempo.
Poco a poco va surgiendo un cuadro cada vez más claro de lo que ha sucedido y cómo sucedió. Actualmente, en el caso particular del yacimiento de Lomas de las Tapias - Quebrada de Ullum, las investigaciones han logrado grandes avances en la identificación y reconstrucción de las especies animales que vivieron en ese lugar. Si bien la "caza" de estos restos se realiza primariamente escudriñando la superficie de las rocas erosionadas, la recolección se va documentando sobre un gráfico llamado Perfil Estratigráfico, que representa las capas de rocas analizadas, de tal manera de dejar constancia de qué resto fósil fue hallado en tal o cual nivel de capa.
Esta información es primordial para poder luego evaluar cómo han cambiado las sucesivas formas, comparar otras de regiones vecinas e interpretar su dinámica a través del tiempo.
En el yacimiento Ullum - Lomas de las Tapias se encontraron fundamentalmente restos de vertebrados. En este caso todas las piezas óseas encontradas son relevantes. Sin embargo, según el grupo de que se trate -reptil, ave, anfibio o mamífero- los cambios evolutivos son más notorios en u partes que en otras.
Así, en los mamíferos encontrados en Ullum son más elocuentes piezas tales como los cráneos y dientes, sobre todo si tenemos en cuenta que muchas especies fósiles se reconocen por estas partes del esqueleto.
La edad de los restos
Determinar la edad de estos restos es tal vez una de las etapas más importantes de la tarea de investigación. Básicamente existen dos formas para establecer la antigüedad de rocas y fósiles.
Una de ellas se denomina "Cronología relativa" y se basa exclusivamente en establecer el orden de sucesión de formas fósiles y eventos geológicos a través del tiempo.
La otra forma es conocida con el nombre de "Cronología absoluta" y consta de distintos métodos basados en principios físicos, químicos y matemáticos que se combinan con diferentes técnicas para obtener en principio la antigüedad de las rocas y luego de los fósiles contenidos en ellas.
En el caso particular de las rocas de Ullum y sus fósiles, los investigadores de la UNSJ aplicaron novedosas técnicas de datación. Se trata del método de la Traza de Fisión aplicable a rocas de origen volcánico depositadas a través del aire o el agua.
El otro método aplicado es el Ilamado "Magnetoestratigrafía" o "Estratigrafía de Polaridad Magnética". Se utiliza para establecer el valor, intensidad y orientación de las partículas magnéticas que integran las rocas sedimentarias. Así se obtiene un patrón de polaridad local, que es luego comparado con otro patrón promedio de valor mundial, establecido a partir de rocas depositadas en las dorsales oceánicas.
De esta manera, tal como ha sucedido con los hallazgos de Ullum, la aplicación efectiva de estos métodos de datación en la última década en rocas terciarias de nuestro país está permitiendo definir o ajustar con exactitud la antigüedad las formas sucesivas.
La historia continúa
Los trabajos en el yacimiento de Ullum - Lomas de Las Tapias continúan.
La erosión trabaja sin descanso y cada día quedan al descubierto nuevos restos. Por esta razón, no es posible cuantificar el conocimiento que hoy se tiene sobre los fósiles de Ullum, ya que el tiempo puede deparar descubrimientos aún más asombrosos que los hechos.
Pero sí es posible afirmar que la información obtenida hasta el momento brinda una buena idea del ambiente sedimentario, las formas y edad de rocas, restos animales vegetales. Esto tiene una gran importancia si tenemos en cuenta que todo ello se refiere a un área geográfica y un momento geológico prácticamente desconocido en la literatura científica actual.
Los habitantes de Ullum de hace millones de años
En el yacimiento paleontológico de Ullum - Lomas de las Tapias los investigadores del Instituto y Museo de Ciencias Naturales de la UNSJ encontraron fundamentalmente restos fósiles de animales vertebrados, mayoritariamente mamíferos y, en menor proporción, reptiles, como lagartos y tortugas, y anfibios, como los anuros, relacionados con el actual escuerzo de la región chaqueña.
Hasta la fecha no se han encontrado restos de aves, en tanto que de invertebrados se han recuperado restos de moluscos de agua dulce, trazas de vermes y nidos de escarabajos.
Los mamíferos cuyos restos se encontraron están representados por marsupiales de un tamaño que variaba entre el de una comadreja actual hasta el de un perro grande de estos días. Científicamente se los conoce con el nombre de "Boriénidos" y tenían marcados hábitos carnívoros.
Otro grupo de mamíferos que vivió en la zona hace 10 millones de años es el de los "Desdentados" o "Edentatas". De ellos se encontraron restos de los "Dasípodos", similares a los quirquinchos, mulitas y tatúes actuales.
Otro subgrupo lo conforman los "Gliptodontes", animales acorazados hoy totalmente extinguidos y, finalmente, los "Tardígrados", también llamados "Perezozos gigantes", de hábitos terrestres y herbívoros. Algunos de ellos llegaron a medir hasta tres metros de largo.
Los roedores, como sus restos fósiles lo atestiguan, fueron otros de los mamíferos notablemente abundantes en la zona. Entre ellos es posible comprobar la presencia de antepasados de las especies actuales que viven en nuestra provincia como la rata chinchilla, la vizcacha y la liebre patagónica o maras.
Los roedores que vivieron hace 10 millones de años en Las Tapias también son los antecesores de algunos que actualmente viven en regiones más septentrionales de Sudamérica, como los "pacarana" o "capibaras", entre otros.
Las evidencias fósiles encontradas en Ullum permitieron reconstruir otras especies hoy extinguidas. Se trata de los "Litopternos" y "Notoungulados". Los primeros eran terrestres y herbívoros, algunos de aspecto y tamaño similar al de pequeños caballos y convergentes con los actuales equinos en la reducción de los dedos de las patas y en la adaptación a la carrera.
El otro grupo, el de los "Notoungulados" o "Ungulados del sur", estaba conformado por tres subgrupos. Por un lado, los "Toxodóntidos", de aspecto grande, hasta tres metros, de hábitos herbívoros y con aspecto de rinoceronte.
Por otro lado, los "Homalodotéridos", de aspecto pesado, herbívoros y poseedores de una pequeña trompa. Posiblemente eran semiacuáticos.
Por último, los "Tipotéridos" y "Hegetotéridos" integrados por especies del tamaño de una oveja al de una liebre actual, con dentadura roderitiforme, con una marcada convergencia al modo de vida que poseen las actuales liebres patagónicas y otros roedores similares.
Al contrario de lo que sucede con la vida animal, la vegetación de aquellas épocas es prácticamente desconocida. Pocos restos mal conservados certifican que existieron vegetales, aunque la mayoría de las evidencias son indirectas.
Así, por ejemplo, sedimentos de ambientes fluviales y el hallazgo de vertebrados herbívoros indican que la vegetación no fue escasa, sino que, por el contrario, existieron ocasionales bosques que habrían sido el sustento de los perezozos gigantes, con marcados hábitos folívoros, vale decir, predilección por las hojas.
El conjunto de los vertebrados fósiles de Ullum constituye una de las mejores pruebas de algo sorprendente: la existencia de un corredor o pasillo que se extendía a lo largo del pie cordillerano cuando la región centro-este de nuestro país se hallaba cubierta por las aguas de un mar epicontinental, el Mar Paranense.
Este corredor permitió la migración de animales desde la región patagónica hacia la parte central y norte del continente sudamericano y viceversa.
La existencia de este pasillo intercontinental es corroborada también con los hallazgos de los yacimientos de Las Huayquerías, en Mendoza, y de Santa María de Catamarca.