Las huellas de los incas en el cerro Mercedario

   Ascender 6.770 metros para llegar a la cumbre, tocar el cielo con las manos, cumplir un desafío deportivo o una meta personal, es lo que hoy hacen muchos montañistas de todas partes del planeta cuando suben el cerro Mercedario. Hace 500 años, los incas, recorriendo el mismo camino, llegaron a esta misma cumbre, pero para hacer ofrendas a los dioses y para afianzar su política y religión. La prueba de que ellos fueron de los primeros en subir a esta montaña son las pircas que todavía hay en el lugar y los restos arqueológicos que fueron encontrando a lo largo de los años. Algunos de estos hallazgos están expuestos en el Museo de Investigaciones Arqueológicas Mariano Gambier.  

La ruta de ascenso normal es también conocida como Ruta de los Incas y es la de más fácil acceso. Es por esta huella donde se encuentra la mayoría de los restos arqueológicos. Según Antonio Beorchia Nigris. “La ruta inca atraviesa buena parte de nuestro territorio”,

“El Mercedario era uno de los altos nevados que les quedaba de pasada y los incas lo aprovecharon para realizar sus rituales. El camino llegó a Uspallata. Es por eso que a lo largo de la ruta normal, a la que se accede desde el refugio de la Laguna Blanca, pasando por el campamento Guanaquito, es usual encontrarse con restos arqueológicos como trozos de cerámicas. La mayor cantidad de tesoros arqueológicos se encuentra a partir de los 3.700 metros de altura, es decir en la zona de Guanaquito. Pero donde se puede ver a simple vista los vestigios incaicos es en Pircas de Indios y es el segundo campamento que hay por esta ruta. Se encuentra a unos 5.300 metros y es donde están las pircas que levantaron los incas hace 500 años. Esta es la zona que demarcaron los andinistas locales para que los montañistas que lleguen en otras expediciones, sepan que se trata de restos arqueológicos. A medida que iban subiendo, los incas iban dejando señales. Hacían ofrendas enterrando estatuillas de oro y plata, ajuares y hasta algunos animales como guanacos”, dijo Beorchia Nigris. Incluso afirmó que es posible que en este cerro haya algún enterratorio humano, tal como sucedió en el Cerro El Toro, donde encontraron una momia incaica en la década del ‘60 y que se convirtió en la atracción del Museo de Investigaciones Arqueológicas.

Según Beorchia Nigris, en 1973 encontraron en la zona de El Diente una estatuilla de plata que representaba a una mujer. Pocos metros más arriba, había tres círculos ceremoniales que con el tiempo fueron desapareciendo. Aunque los primeros hallazgos se realizaron en 1944, cuando un grupo de andinistas encontró trozos de cerámica en ese mismo sitio del camino. Otro hallazgo interesante y que confirma que los incas llegaron hasta la cumbre del Mercedario fue el que hizo el andinista Erico Grosch, que encontró restos arqueológicos enterrados, a pocos metros de la cima.

Recién en el año 1934 fue conquistada la cima por andinistas polacos que realizaron una verdadera hazaña en el contexto de la época. El cerro había sido avistado por un piloto italiano a cien kilómetros del Aconcagua y la posibilidad de que pudiese ser más alto que aquel atrajo a los polacos que no sólo marcaron un hito en la historia del andinismo local sino que difundieron esta montaña por Europa.

A partir de ahí varias rutas nuevas se han abierto, entre ellas la nueva Normal (con una variante con respecto a la ruta original de los polacos), la cara Sur, el Glaciar del Caballito, el canaletón Oxidado, el filo Oeste y la pared Oeste propiamente dicha, con más de 2.000 metros de desnivel y un solo ascenso.

 

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Huellas incas en el cerro Mercedario.
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