El 30 de octubre de 1863, las tropas de Ángel Vicente Peñaloza se enfrentaron con las de Pablo Irrazábal, quien impidió, con su victoria, que las tropas riojanas invadieran San Juan, por entonces gobernada por Domingo Faustino Sarmiento.
La batalla de Caucete, fue una de las batallas más cruentas libradas entre
los riojanos y el ejército que trataba de imponer el nuevo orden liberal, luego
de la unificación de Buenos Aires y la Confederación.
Luego de
que sus fuerzas fueran dispersadas por las del mayor Pablo Irrazábal,
Peñaloza se alojó en la casa de su amigo Felipe Oros, en Olta,
situada en la naciente de las Sierras de los Llanos.
El 11 de noviembre por la noche al capitán Ricardo
Vera, un riojano pariente del Chacho, le indicaron dónde estaba. Una
mujer corrió a avisarle que una partida del ejército nacional venía a
capturarlo. No le creyó.
El 12 de noviembre de 1863 el caudillo estaba
tomando mate bajo el alero de un galpón. Al ver llegar a Vera, que le ordenaba
rendirse, el Chacho respondió:
-Estoy rendido -y le alcanzó su daga, que tenía grabada la frase: “El que desgraciado
nace entre los remedios muere”-. No tengo más armas.
Luego de haber sido derrotado en Caucete, se
sentía viejo y cansado. Enviaron un chasque a informar a Irrazábal y quedó
en custodia de dos centinelas.
-¿Quién es el bandido del Chacho? -preguntó, agitado, Irrazábal cuando llegó a todo galope a las 9 de la
mañana acompañado por cinco soldados.
-No soy ningún bandido, soy el general
Peñaloza -respondió.
Ordenó que dos soldados lo amarrasen por la espalda
y le clavó una lanza en el pecho. Peñaloza se
desplomó sin un quejido. En medio de los alaridos de su esposa, los
soldados lo remataron a disparos de fusil. Luego le cortaron la cabeza y la
colocaron en una pica en la plaza de Olta. El teniente Juan
Junt le cortó una de sus orejas y se la enviaron
a Natal Luna, un reconocido dirigente liberal riojano.
El gobierno condenó la ejecución de Peñaloza. Irrazábal recibió una carta del propio presidente,
Bartolomé Mitre, reprochándole que con su conducta había manchado al Ejército.
Fuente: Publicado en Nuevo Mundo, edición 817 del 23 de octubre de 2023