De la pluma del doctor César Quiroga Salcedo
“…
¡Cuánto material permanece aún escondido casi siempre por problemas económicos
y no por razones de moral pública o pusilanimidad editorialista! A Lehmann Nitsche sí lo combatió una devota
moral y censura; a nosotros no: nos debatimos contra la economía y las
finanzas, que en definitiva son una manera distinta de concebir la cultura. E
incluso debemos acotar otro problema propio de nuestra disciplina. Se trata de
una manera distinta de aquilatar los problemas lingüísticos. Porque conviene
recordar que nuestro público especializado está más abierto a la inquisición de
fórmulas lingüísticas que den la clave de sistema antes que al estudio de los
productos concretos de la lengua. ¿O es que la lingüística no puede aportar
nada o poco a estas investigaciones?
Me
atrevo a afirmar que en la Argentina la mayoría de las investigaciones de campo
tendientes a recuperar estos materiales lingüísticos han estado en manos de
folkloristas que por lo general carecen de una madura formación en materia
lingüística. Hay eminentes excepciones, pero digo aquí folkloristas en, y con
el amplio sentido con que se lo ha acuñado.
Por eso, y aunque no se trate de una novedad de cuño, conviene insistir
aquí sobre la importancia de que los investigadores de folklore tengan sólidos
conocimientos de lingüística. Y es necesario volver a recalcar en 1981 acerca
de esta circunstancia. Es preciso hacer algunos replanteos desde la manera de
recoger los materiales hasta en la manera de consignarlos, índice a considerar,
informantes a elegir. E incluso conveniente replantear hasta el vocabulario a
usar, como es el de estas piezas que analizamos, denominadas asustadizamente
“adivinanzas eróticas”.
¿Es
que se trata de formas productoras de eroticidad o usinas de pornografía?…”
(*) Directora del Instituto de
Investigaciones Lingüísticas y Filológicas Manuel Alvar (INILFI) de la FFHA de
la UNSJ. Miembro de la Academia Argentina de Letras
Fuente: Publicado en La Pericana,
edición 399, del 20 de junio de 2024