Cordillera de por medio, Cuyo poseía una buena cantidad de aborígenes dóciles,
sedentarios y acostumbrados a la agricultura y al anterior servicio personal al
inca.
La fundación temprana de ciudades en Cuyo tuvo como principal motivo el
reparto de indios para trabajar la tierra, criar animales, construir edificios,
explotar las minas, e incluso para el servicio personal.
El traslado de indígenas cuyanos a Chile fue masivo y permanente durante la
segunda mitad del siglo XVI y gran parte del siguiente.
Como consecuencia, en las ciudades chilenas se reunió una gran población de
aborígenes cuyanos que nunca fueron devueltos a su lugar. Mientras, Cuyo sufrió
un importante despoblamiento.
La corona española limitaba el número de aborígenes de las encomiendas y
prohibía su traslado.
Para escapar a estas restricciones, los colonizadores se registraban como
vecinos en más de una ciudad, a fin de recibir más indios.
También usaron ardides para justificar los traslados, como decir que el
clima chileno era más saludable.
Es
posible que algunos de los fundadores hayan viajado con sus hijos y esposas
españolas o que éstas se hayan incorporado a la villa muy poco tiempo después
de la fundación.
Algunas
pinturas que recrean el momento de la fundación muestran mujeres.