Fueron 6 polacos arriesgados, compañeros, creativos y apasionados. En una época en la que ni siquiera había indumentaria especial para ascender grandes alturas se arriesgaron a cruzar el océano y desafiar la cordillera de los Andes. Así fue que se convirtieron en los primeros en llegar a la cima del Mercedario (6.770 msnm). Hace 80 años esta expedición llegaba a su fin. La hazaña marcó el inicio del montañismo local.
Según el historiador Martín Carelli, los polacos contaron con el apoyo del Gobierno de Cantoni. Toda la aventura quedó registrada en el libro de Víctor Ostrowski “Más alto que los cóndores”. Así, Konstanty Narkiewicz (jefe de la expedición), Dorawski (médico apodado El Vampiro), Osiecki (cinematografista), Daszyñski (geólogo), Karpinski (meteorólogo) y Víctor Ostrowski (ingeniero y fotógrafo), arribaron al país a fines de 1933. Además de ser los primeros en ascender el Mercedario, por la ruta que hoy se conoce como la de Los Polacos, abrieron otra en el Aconcagua. Esta expedición fue clave porque sirvió para dar base al cocimiento que hoy existe sobre las montañas sanjuaninas.
La hazaña fue ideada en Varsovia, cuando vieron la cadena montañosa en una revista. Además de darle nombre a varios picos y accidentes geográficos, revolucionaron con las técnicas y el equipo de los andinistas. La innovación que presentaron y que todavía sigue utilizándose, fue en la vestimenta. Inventaron la ropa en capa de cebolla. Es decir, en vez de llevar un abrigo pesado, se colocaban varias prendas. Otro de los inventos fue el calzado de alta montaña con clavos en la suela, y la carpa de altura.
El gobierno cantonista aportó dinero y logística para que los expedicionarios llegaran a buen destino. La camaradería fue algo que destacó Ostrowski en su libro. La expedición fue vista con buenos ojos desde que estos hombres desembarcaron en Buenos Aires, donde desde el ferrocarril le hicieron hasta una rebaja en los boletos.
A los polacos le quedó en el recuerdo el calor de la siesta sanjuanina y la hospitalidad de la gente en los festejos de año nuevo. Se describió con exactitud como transitaron la vieja ruta 12 que los llevó a Calingasta. Sin embargo, lo más impactante fue cómo describieron la cima del Mercedario: “la cima del Mercedario no es una torre ni una aguja, es simplemente una loma ancha y abrupta”. Ostrowski escribió también sobre este momento histórico: “Me saqué los lentes y miré alrededor tratando de fijar para siempre en mi memoria el paisaje que nos rodeaba”. El hombre murió en 1992.
Fuente: nota publicada en Diario de Cuyo el 31 de marzo de 2014.