La
toponimia es la disciplina que estudia el nombre de los lugares. En este caso
hablar de toponimia urbana es hacer referencia a nombres de espacios (calles,
puentes, etc) dentro de los límites de una ciudad.
Un
caso ilustrativo es el del nombre El Topón que existía hasta hace 70 años en
Trinidad, hoy ni tan siquiera departamento sino solo una parte o distrito de lo
que es la ciudad centenaria… El avance urbanístico lo eliminó en sus límites
políticos, al igual que sus canales antiguos, y los pasantes de calle, las
pequeñas veredas o el adoquinado.
El
Topón de Trinidad no se relacionaba con conejos ni con “topos” enormes, aunque pareciera
tener relación con los tapones de acequias. Es mejor pensar que se trata de un
criollismo proveniente del hispanismo “topar” encontrarse de frente y en
contrario, ponerse topes en una acción. Que es justamente lo que ocurrió cuando
las fuerzas d general Benavidez derrotaron a las del general Acha, adueñado de
San Juan después de la Batalla de Angaco en 1841. Acha tenía su cuartel en la
Chacarilla (hoy lugar solo señalizado con un monolito aunque sin una placa de
referencia, ubicados en la esquina de las calles Gral. Acha y los Cuyanos, Trinidad).
Hasta allí llegó Benavidez en un día de Zondazo inaguantable en que los
soldados unitarios reposaban el almuerzo y estaban demorados por la modorra.
Pero hubo otros “Topones” que se han perdido igualmente, aunque no fueran de
una ciudad, y hay otros sobrevivientes: al menos sabemos de uno en Jáchal,
quizá por otra contienda intestina. Tal vez por eso mismo, por el hecho de que
no conviene recordar si no lo esencial y lo educativo de las rencillas entre
hermanos, quizá por ello es que l sabiduría popular ha preferido en este caso
eliminar de su memoria oral lo que ya con el tiempo claudica o no se entiende:
el odio desenvainado por opinar deferente sobre el modo de gobernar.
De
manera que concluimos que folklore es aquí recuperar ese ejemplo de pérdida de
memoria pues detrás de esa caída brota la enseñanza de que “los hermanos sean
unidos, / esa es la ley primera”, tan sabiamente acuñada por Hernández y a la
vez hecha suya por el pueblo en un proceso que los especialistas denominan de
“folklorización”.
(*) Directora del Instituto de
Investigaciones Lingüísticas y Filológicas Manuel Alvar (INILFI) de la FFHA de
la UNSJ. Miembro de la Academia Argentina de Letras
Fuente: Publicado en La Pericana,
edición 417 del 27 de octubre de 2024
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