No hay dudas que el terremoto de 1944 fue la tragedia que
por la destrucción que causó y los miles de muertos y heridos conmovió a todo
el país. Pero el de Caucete ocurrido 33 años después, quedó en la memoria de
las generaciones que lo vivieron.
Y no es para menos. Hasta Buenos Aires sintió el sismo
que se generó por un mecanismo denominado de evento múltiple, ya que ocurrieron
dos terremotos, el primero disparador del segundo. El primer sismo se produjo a
las 6:26 horas; su magnitud fue Ms 6,6 y su epicentro se ubicó al noreste de la
sierra de Pie de Palo, a una profundidad de 17 km. Veintiún segundos más tarde
se originó el terremoto principal de magnitud Ms 7, intensidad IX (Escala
Mercalli Modificada) y epicentro en el extremo sudeste de la sierra de Pie de
Palo a una profundidad de 25 km.
Los mayores daños se produjeron en las construcciones de
adobe. Al igual que en los sismos anteriores, ocurrieron fenómenos de
licuefacción de suelo, al este del valle del Tulum y valle del río Bermejo. Se
originaron cráteres y volcanes de arena, derrames laterales y violentas salidas
de agua con hasta tres metros de altura.
La red vial fue enormemente afectada, al igual que la red
de riego y drenaje y la infraestructura ferroviaria.
La licuefacción ocasionó numerosos daños en las líneas de
transmisión de energía, redes de distribución de agua potable y perforaciones
para riego. También hubo daños en numerosas obras civiles aún no inauguradas,
como barrios y escuelas.
Los datos fríos de la catástrofe indican que el terremoto
causó 65 víctimas fatales, destruyó casas y edificios en toda la región,
especialmente en la villa cabecera del departamento.
Para los especialistas fue una dura prueba que demostró
una vez más que el adobe no es un material aconsejable en una zona sísmica.
Recordemos también que eran los años del proceso y a
diferencia con el terremoto de 1944, esta vez la ayuda nacional fue de menor
magnitud, fundamentalmente porque las autoridades militares de entonces
sostuvieron que “Caucete resurgirá por sus propias fuerzas”. Fue ésta la
segunda prueba de fuego a que fue sometida la nueva ciudad de San Juan, la
primera fue en 1952 con un movimiento de grado 7 que no produjo grandes daños.
La edificación sismo resistente salió airosa de la prueba no sufriendo daños a
pesar de la violencia del fenómeno.
(Foto coloreada con IA)
Fuente: Publicado en Nuevo Mundo, edición
1059 del 25 de noviembre de 2024
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