Hoy son un motivo de
atracción para turistas pero también un símbolo de un pasado próspero en el que
la producción harinera de la provincia no sólo abastecía el mercado local, sino
también de otras provincias, como Buenos Aires, Córdoba y Tucumán. Estamos
hablando de los molinos harineros de Jáchal.
El trigo llegaba al
departamento desde distintos puntos del país. El procesamiento del trigo
permitía obtener afrechillón, harina integral y cocho (harina tostada), además
de sémola. Todo dependía del producto y el tipo de molienda que realizaran.
En el siglo XIX, el
tráfico de ganado y harina en Jáchal se hacía con Tucumán y Chile. En1870 la
prosperidad de Jáchal era tal que había: 5 tiendas, 40 almacenes, 16 pulperías,
16 puestos de carne, 4 hornos de ladrillos, 2 jabonerías; además de los
negocios de vinería, herrería, talabartería, etc. Sus cereales se exponían en
todas las muestras nacionales, como así también sus artesanías.
En 1887 comenzó su periodo
de decadencia. Su floreciente economía estructurada sobre su exportación de
ganado y el comercio de harina se paralizó cuando desde el Litoral se va
surtiendo al país de granos a través de la expansión ferroviaria.
Además, la ley de aduana
encareció el transporte a Chile, donde en esa época hubo una crisis que mermó
su capacidad de compra.
La merma paulatina siguió
su curso y el relevamiento agrícola realizado por el Departamento de Hidráulica
en 2006-2007 indica que en San Juan solo quedaban poco más de 90 hectáreas de
trigo, en Pocito, Calingasta e Iglesia. En Jáchal no quedaba nada.
(Foto coloreada mediante
IA)
Fuente: Publicado en Nuevo Mundo, edición
1084 del 3 de febrero de 2025
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