De palabras en nuestros juegos populares (Primera parte)
La
gama de los juegos populares goza de notable amplitud que va desde los
pasatiempos individuales (caso de los solitarios con naipes) hasta estructuras
tan complejas y multitudinarias como el hoy el fútbol, el boxeo o el hipismo,
todas ellas de carácter internacional. Aquí no limitaremos a los juegos que
podemos calificar como tradicional y que pese al paso de los años se mantienen
con una cierta vigencia, sin el parangón de un reglamento. Esto tampoco quiere
decir que en los juegos del tipo de los folklóricos no existan códigos, porque
generalmente el juego en si encierra una regla, aún en los solitarios.
Los
rioplatenses han mostrado al mundo sus diversiones de típico corte pampero que
han sido asimiladas como netamente argentinas. Es el caso de las carreras
cuadreras, el pato y la sortija, todas muestras criollas inscriptas dentro de
los juegos hispanoárabes en que se une la habilidad de un caballo sujeta a la
destreza de su jinete. Gran parte de este éxito se debe a la rememoración
gráfica del dibujo y la pintura, producto de la curiosidad artística de los
viajeros europeo.
Coetáneamente
a las expresiones, nuestros antepasados del interior hispano-criollo por donde
los cuyanos del cordón andino, también tuvieron las suyas como la payana, el
palo encebado, el tejo y el volantín, casi siempre diversiones ingresadas desde
la colonia.
(*) Ex
directora del Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas Manuel
Alvar (INILFI) de la FFHA de la UNSJ. Miembro de la Academia Argentina de
Letras
Fuente: Publicado en La Pericana,
edición 428 del 23 de febrero de 2025