La familia Abraham llegó a Argentina, a principios del siglo XX, desde la lejana Siria. El nieto de uno de esos inmigrantes árabes, Juan Carlos Abraham, se convirtió en un pionero de la danza para la provincia, desafiando todos los códigos de su tiempo. El fallecido artista dejó parte de su legado en su hija Marian, que se luce en los escenarios como integrante del Ballet San Juan Nuestro Tiempo.
La guerra marcó la vida y los destinos de muchas familias. Este fue el caso de los Abraham, que vivían en la ciudad de Damasco. Los conflictos bélicos obligaron al abuelo de Juan Carlos, Apes, a buscar un lugar más seguro para su esposa y sus tres hijos.
Apes fue el primero en llegar a las costas latinoamericanas cerca de 1920. Pensaba consolidarse económicamente para luego traer a su mujer y sus hijos. Se vino directo a San Juan y se instaló en Pocito porque allí había muchos paisanos, entre ellos la familia de un gran amigo que todavía vive en el departamento, Américo “Quico” Alé, que tiene noventa y tres años.
Poco después de haber arribado, Apes mandó a traer a sus hijos varones, Elías y Apes. Mientras que en Siria quedaron su esposa y su única hija. La llegada de los jóvenes fue complicada porque, por falta de documentación, Apes hijo quedó un tiempo varado en Brasil y Elías tuvo que seguir su camino solo.
Los Abraham hablaban otra lengua e incluso practicaban otra religión, eran mahometanos. Como muchos árabes se dedicaban al comercio, eran muy hábiles para los números y por eso pudieron aprender rápido la lengua española. Aunque tenían otras creencias religiosas, en San Juan Apes hijo se convirtió al catolicismo porque, según el contaba, había visto a la virgen de la Inmaculada Concepción y se hizo muy devoto de la advocación.
Un tiempo después de que padre e hijos se reunieron, mandaron a buscar a las mujeres de la familia pero les avisaron que habían muerto durante la guerra.
En Pocito, los hijos de Apes se casaron y formaron sus familias. Apes se casó con Nemecia de Oro, con quien instaló uno de los negocios más importantes de Pocito. Era una confitería que estaba ubicada frente a la plaza departamental, preparaban comidas y tenían juegos como el billar y todos, padres e hijos, trabajaban en el negocio. El matrimonio Apes Oro tuvo cuatro hijos:
» María Elena, que fue empleada administrativa del Instituto Médico, ya falleció.
» La segunda, Elsa Beatriz, ya falleció. Desde pequeña empezó a prepararse para ser monja, estudió Letras y llegó a ser la madre superiora de un convento en Buenos Aires.
» Estela del Carmen, docente y trabajó en el Ministerio de Educación.
» Juan Carlos fue el menor de los cuatro hermanos y el único que tuvo hijos.
Después que nació la primera hija de Apes y Nemecia, en 1932, falleció Apes padre, por lo que esa fue la única nieta que llegó a conocer.
En 1965 falleció Nemecia, la familia se fue de Pocito y se instaló en Capital. Hasta ese año mantuvieron el almacén que tenían en el departamento. Apes ya estaba grande y nunca más volvió a trabajar en otro emprendimiento. Lo mantuvo su hijo Juan Carlos hasta que falleció en 1977.
El hijo mayor de Apes, Elías, se casó con Rita Ontiveros. Ellos tuvieron cinco hijas mujeres: Elsa, Rosa, Josefina y las mellizas Emilia y Marina. Dos de ellas, Rosa y Marina, fallecieron en el terremoto de 1944 cuando les cayó una pared encima.
Elías siempre se dedicó al comercio. Vendía telas y fue empleado de la bodega Superiora y falleció en 1969. Antes de morir se cambió el nombre y el apellido, por eso parte de su descendencia no es Abraham. Se anotó como Brain Hassan Alé y de sus hijas la única que no se cambió el apellido fue Elsa, que ya se había casado.
» La mayor, Elsa, ya falleció. Fue ama de casa y tuvo solo una hija: Silvia González, que es profesora de Inglés.
» Josefina, trabajó en enfermería en el Hospital Rawson y tuvo dos hijas: Laura y Verónica Andino.
» Emilia, trabajó como ecónoma en el Hospital Rawson y del Neuropsiquiátrico de Zonda. Fue madre de Elías Ocampo, y Estela Ocampo.
La inclinación por el arte del nieto de Apes, Juan Carlos Abraham, comenzó a vislumbrarse durante su niñez. El hermano de su madre era el reconocido guitarrista Raúl Oro y por eso creció entre peñas y guitarras. Además, era fanático de los bailarines de Hollywood: Fred Astaire y Gene Kelly.
En su adolescencia, comenzó a encargarse de la organización de los actos escolares. En una oportunidad visitó su escuela un grupo de bailarines de Buenos Aires. Cuando lo vieron, admirados por su destreza, se lo quisieron llevar pero su padre se negó.
Después de salir del servicio militar, desafiando el mandato de Apes, comenzó a dar sus primeros pasos en la danza junto a la bailarina Nebita Alladio. Fue docente del Instituto Superior de Artes y durante ocho años bailó para “San Juan en Alta Visión”, que se transmitía por Canal 8. Además, fue coreógrafo de la vieja Fiesta Nacional del Sol, las primeras veces que el espectáculo se montó en el autódromo de Zonda. Uno de sus legados para la provincia, es el ballet que creó junto a Violeta Pérez Lobos, el actual Estudio Coreográfico Argentino.
Juan Carlos es padre de Carlos Antonio Abraham, docente y Verónica Abraham, ama de casa. En 1968 se casó con Antonieta Chiappini, cantante lírica de importante trayectoria, integrante junto a Yiya Paz de Las dos Yiyas, un dúo emblemático de los comienzos de la televisión sanjuanina. El matrimonio tuvo dos hijos: Marian y Juan Carlos, a quien todos llaman Yamel.
Marian ha seguido los pasos de su padre en cuanto a repercusión popular. Su participación en el Ballet San Juan Nuestro Tiempo y su pareja de danza con Gerardo Lecich le ha permitido actuar en grandes escenarios del país y el mundo, a donde llevaron el tango argentina en su mayor expresión.
Yamel es periodista, locutor nacional, trabaja en la gerencia del Banco de Córdoba y tiene una productora de espectáculos infantiles con la que hace unos años ganó el premio Carlos en Carlos Paz.
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