Este año se cumple medio siglo desde que se instalaron en la provincia, donde son muy populares por su trabajo en el rubro vivero. Ellos son los Yamanouchi. Llegaron desde el lejano Japón, orientados por los salesianos. A diferencia de otros inmigrantes, que escapaban de la guerra y las penurias económicas, ellos buscaban un lugar que practicara la fe católica para educar a sus hijos.
Seiichi Renato Yamanouchi y su esposa Michiko Cecilia Kawano fueron los primeros y únicos de su familia que se instalaron en San Juan. El matrimonio venía de la provincia de Oita, que está ubicada al sur de Japón, en la isla de Hyushu.
Seiichi era contador y mientras vivían en Oriente conocieron al misionero salesiano italiano Cesar Sechii. Ellos eran budistas, Sechii los bautizó como cristianos y cuando se convirtieron les agregaron sus segundos nombres. Además, el predicador les recomendó que para vivir mejor la educación cristiana emigraran a un país católico. En esa misma época un misionero argentino, el padre José Di Prinzio, los puso en contacto con salesianos sanjuaninos para que se vinieran a la provincia.
Seiichi Renato y Cecilia Kawano llegaron en 1964. El matrimonio ya tenía cinco hijos: Michiaki Mario, Hitoshi Angel, Yoshinobu Fidel, Tomohito Domingo y Takaaki Paulino. Cuando viajaron el mayor de los hermanos tenía casi nueve años.
Los salesianos los ubicaron en la Villa Independencia, en Caucete, donde trabajaron en las viñas. Como ya sabían que venían a trabajar la tierra, se trajeron un tractor desde Japón. Incluso don Renato, como era contador y no sabía nada sobre agricultura, se había comprado libros para saber cómo cultivar.
Antes del viaje habían estudiado un poco de inglés y español pero acá tuvieron que aprender todo. Sus vecinos de Caucete, entre ellos la familia Yanzón, los ayudaron a adaptarse a la nueva lengua, que fue una de las cosas que más les costó.
Además, poco después de que llegaron, los tres hijos mayores entraron a primer grado y eso ayudó al matrimonio a seguir aprendiendo.
Como casi no sabían trabajar con la vid, un año después de llegar los salesianos les buscaron una casa en Villa Media Agua, en Sarmiento. Allí los vecinos, entre ellos los Hensel, que son los padres del actual intendente del departamento, les enseñaron a cultivar la tierra y criar animales. Por la tarde, don Renato salía en bicicleta a vender sus hortalizas mientras que su esposa, Doña Cecilia, atendía un pequeño almacén que tenían.
Mientras vivían en Media Agua la familia siguió creciendo. El matrimonio tuvo cinco hijos más: Marcelino, José Felipe, Rafael, Alfonso y María Clara, que falleció con solo seis meses.
Los nueve hermanos cursaron la primaria en la Escuela Nacional N° 4 de Media Agua. Después los seis mayores hicieron su secundario en el Colegio Domingo Savio de Córdoba y los tres más chicos en la Escuela San Martín.
La familia pasó diecisiete años en Media Agua, llevando una vida de mucho trabajo. Marcelino Yamanouchi die que “fue la fe en Dios que los llevo a sorprenderse cada día”. Todos los días al anochecer junto al farol de gas rezaban el Santo Rosario y los domingos asistían a misa.
En el año 1982, por la mala salud de doña Cecilia, los hermanos mayores decidieron que la familia se trasladara a la ciudad de San Juan, al barrio de Concepción. Fui allí, en la casa que tenían sobre calle Tucumán donde comenzaron con el vivero, en un garaje.
Para poder comenzar con el emprendimiento le pidieron lo que en ese momento eran trescientos australes a una familia japonesa de Córdoba. Los Yamanouchi no sabían nada del rubro y el que tuvo la iniciativa fue Paulino, el hijo menor nacido en Japón. Cuando él era pequeño, en ese país, solía cuidarlo una mujer que tenía un hermoso jardín. Él se fue a La Plata y aprendió sobre flores en una colonia japonesa. Así empezaron, vendiendo cajones en la vereda y con don Renato haciendo la venta en bicicleta.
En 2004 falleció el padre de la familia y doña Cecilia decidió volver a Japón, donde reside en la actualidad. Tiene 83 años y vive junto a su segundo hijo, Ángel Yamanouchi.
» Mario, el mayor de los hermanos, es sacerdote y es vicario de la inspectoría salesiana de Japón, cada cinco años viene a visitar Argentina.
» Ángel se ordenó como sacerdote salesiano y trabaja en la Iglesia Salesiana de la ciudad de Hamamatsu. Se encarga de los fieles de origen japonés, brasileros, filipinos, argentinos y peruanos. Para fines de abril él y su madre vendrán a visitar a la familia de San Juan.
» Fidel, también sacerdote en la actualidad, está a cargo de la Parroquia de Santa Catalina de Allen, Río Negro.
» Domingo realizó estudios superiores de Idioma en España para enseñar español en Japón. Se radicó allí, donde vive junto a su esposa Masako y a su hija Haruna.
» Paulino, quien tuvo la iniciativa de comenzar con el vivero, es soltero y trabaja en el negocio familiar.
» Marcelino trabaja en la empresa familiar. Está casado con Cristina Sosa, que es docente y tienen cuatro hijos: María Florencia, María Paula, Gabriela Belén y Tomás.
» José trabaja en el vivero de la familia. Se casó con Roxana Miranda y tiene tres hijos: Carla, Candela y Matías.
» Rafael se dedica al cultivo y venta de plantas ornamentales en Córdoba. Está casado con Viviana Tamashiro y tiene una hija, Valentina.
» Alfonso se recibió de odontólogo en Córdoba, vive y trabaja en la ciudad de Mar del Plata. Su esposa es Alfonsina Yamashiro y es padre de Mariana, Carolina y Marìa José.
La última vez que estuvieron todos los hermanos juntos fue en 2012, para festejar los veinticinco años de sacerdocio de Ángel y Fidel. Celebraron en la Parroquia de San Antonio de Media Agua, con la presencia de los vecinos de la comunidad y amigos de la infancia.
Los hermanos mayores día a día siguen creciendo con su labor pastoral y los que están en San Juan continúan trabajando para consolidarse como empresa familiar.
Marcelino cuenta que ellos se han “argentinizado”. Lo único que conservan de su cultura son algunas comidas, en especial el arroz, que para ellos es algo diario. También cocinan algunos platos orientales que ahora son más populares en el país, como la sopa de soja y el sushi.
La siguiente nota fue publicada el viernes 15 de junio de 2018 por El Nuevo Diario
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