Soto: Un apellido famoso en el fútbol

  
Los descendientes de los Soto no saben bien desde cuándo la familia está en San Juan pero una de las versiones que se transmitieron entre ellos es que habrían llegado desde Chile. En ese país este apellido es muy común. La historia de los hermanos Soto en particular comienza con Enoe Soto, que tuvo tres hijos: Nélida, Juan Humberto e Irma Soto.

Los comienzos en Trinidad

Juan Humberto, hijo de Enoe, se casó con Raquel Anzorena y tuvieron tres hijos: Raquel, Juan Carlos y Mario. La familia vivía en Trinidad, justo enfrente de la plaza y, en la esquina donde hoy se encuentra una estación de GNC, Juan tenía un aserradero junto a uno de sus cuñados, Humberto Meglioli.
Cuando los tres hijos eran pequeños, los Soto se mudaron a la Villa Echegaray y el padre siguió trabajando en la misma actividad pero solo. Allí logró comprar un lote para la casa de la familia y otro para su aserradero. Él fue quien transmitió a sus dos hijos la pasión por él fútbol.

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Juan Soto era dirigente del Club Los Andes, integró la Comisión Directiva de la institución, fue vicepresidente e incluso presidente interino durante un año. Incluso, fue jugador de fútbol sobre todo de reserva. Sus hijos empezaron a pelotear prácticamente desde que nacieron. En esa época no había tantos juguetes pero en ningún lado faltaba una pelota, aunque fuera de trapo. La visita a la cancha los fines de semana era la salida que más esperaban Juan Carlos y Mario y los sábados o domingos acompañaban a su papá a ver los partidos.

Los Soto de Primera

Los inicios de Juan Carlos y Mario fueron en lo que hoy se conoce como escuelitas de fútbol. Tenían doce y diez años, jugaban en cancha de piso y con cinco jugadores cada equipo. De ahí entraron al Club Los Andes y unos años después empezaron a jugar en Primera División. 

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“Desde que empezamos a pintar para llegar a Primera, automáticamente, mi papá renunció a su cargo como dirigente. Él no quería que la gente creyera que jugábamos porque él estaba en la comisión”. Recuerda Juan Carlos. Su padre quería que lo que ellos lograran lo alcanzaran por mérito propio, que si podían jugar, que jugaran y que si los tenían que retar, que también así lo hicieran. 

Después de dejar Los Andes, Juan Humberto se integró al grupo de vecinos que fundó la Unión Vecinal de Trinidad (UVT). Esos hombres llevaron la unión vecinal que estaba ubicada en Pedro de Valdivia y Mendoza al terreno donde actualmente se encuentra la institución. El padre de los hermanos Soto fue dirigente del club y siguió muy de cerca a sus hijos, incluso cuando estos jugaban en Mendoza, hasta que falleció.

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Llegar a la Primera era un sólo paso, los hermanos sabían que no podían dormirse en los laureles, el reto era mantenerse ahí. Al poco tiempo de llegar a esa división, Mario se fue a jugar a San Martín y Juan Carlos a Maipú de Mendoza. El más grande, justo en su primer año en la provincia vecina (1970), fue catalogado el mejor jugador del año por el Diario Los Andes. Además, en esa misma época, fue convocado junto a otro sanjuanino, Teodoro Fernández, para integrar la selección mendocina, con la que lograron ser subcampeones argentinos.
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Aunque en más de una oportunidad a los hermanos les tocó enfrentarse a los equipos  con los que simpatizaban, incluso entre ellos, ante todo defendían la camiseta que llevaban puesta. En esa época el fútbol era muy diferente. Como varios recuerdan de esa época, había mucho compromiso, en los clubes jugadores y dirigentes podían compartir como en familia y el deporte estaba por delante de los negocios. Además, estaban muy lejos de tener representantes, ellos mismos arreglaban los acuerdos con los dirigentes y defendían su valor y muchos arreglos eran de palabra.

  
Las familias de los hermanos

Después de jugar en San Martín, Mario fue un tiempo a Godoy Cruz, también a Maipú y luego regresó a San Juan al verdinegro. Juan Carlos también jugó prestado para una temporada en Sportivo y volvió a San Juan para regresar al club de sus comienzos y se retiró en 1986, con Alianza.
Aparte de jugar al fútbol, los hermanos Soto se organizaban con los tiempos de entrenamiento para tener su trabajo. Al principio Mario fue repartidor de una fábrica de fideos, luego y hasta la actualidad, trabaja en Obras Sanitarias Sociedad del Estado. Juan Carlos fue empleado de la Asociación de Obras Sociales (ASOS) y cuando dejó este trabajo instaló una casa de deportes junto a su hermano y otros dos jugadores de Los Andes, los hermanos Olivera. El negocio se llamaba Olisoto. Los Olivera dejaron el emprendimiento y éste pasó a llamarse Soto. Más tarde Mario se separó de la empresa, a fines de los noventa, y Juan la continuó hasta 2001 aproximadamente. Después de eso él trabajó como viajante de comercio en Roberto Basualdo, se jubiló y ahora es profesor de la escuela de fútbol del Banco Hispano.

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Los hijos de Juan Carlos, Mario y su otra hermana, Raquel, se han dedicado a diversas actividades, algunos como profesionales y otros en el comercio, pero ninguno se dedicó por completo al fútbol como ellos lo hicieron. 

Raquel tiene cuatro hijos: Carlos Bustos y Alexis Bustos, los dos trabajan en un restaurante; Sandra Bustos, que trabaja en el comercio y Cintia Bustos.

* Juan Carlos es padre de Javier, que es comerciante y que fue jugador de fútbol en Sportivo Desamparados y en Trinidad; Yanina, que es nutricionista y Daniel, que es licenciado en Recursos Humanos 

Mario tiene cinco hijos, Cecilia, que contadora; Carola, que es profesora de Educación Física; Sabrina, que trabaja en el comercio, y los mellizos Germán y Andrés, el primero es preparador físico y el segundo se dedica al comercio.

  

GALERIA MULTIMEDIA
El bebé de una sanjuanina fue bendecido por el Papa
En 1978 la selección sanjuanina de fútbol fue campeona argentina. Juan Carlos Soto fue el capitán de ese equipo y en la foto él aparece recibiendo la copa de manos del entonces gobernador, Manuel Zamboni.
Juan Carlos y Mario con los colores de Los Andes.
Juan Carlos Soto en su debut con Los Andes en Primera, en 1967.
Con Los Andes, llegando del Nacional de 1977. Juan Carlos es el quinto que aparece de izquierda a derecha, subido en el colectivo.
Guitarreada entre jugadores y dirigentes. El hombre de lentes que aparece en la foto, tocando la guitarra, es Orlando “Pato” Palacio, que fue presidente del Club Los Andes. En la imagen también está Juan Carlos Soto, que es el primero de izquierda a derecha, sentado a la mesa.
Mario Soto, emocionado, después de clasificar con Los Andes al regional de 1977, que fue un gran año para el club.
Juan Carlos, Mario y Francisco Martín en el Club Los Andes.
Juan Carlos Soto después de marcar un gol jugando para Independiente de Mendoza. Uno de los goles que los sanjuaninos recuerdan de Soto fue el que le metió contra Boca Juniors, cuando él jugaba en Los Andes.
Juan Carlos Soto junto a los chicos de la escuela de fútbol del Banco Hispano.