Un ídolo del ciclismo sanjuanino. Sorprendió por su entereza y su pasión por las ruedas. Un accidente pareció terminar con su recién empezada carrera, pero su empuje fue más fuerte y volvió a correr.
Antonio “Payo” Matesevach nació el 23 de agosto de 1944, hijo de Philip Matesevac y Jana Nacis, inmigrantes croatas. Antonio fue el menor de siete hijos, antes de él nacieron: Boris, Angelina, Paula, Francisco, Ana y Felipe.
Antonio fue jugador de fútbol y ciclista. Pero cuando tuvo que quedarse con un deporte optó por las carreras. Antes de alejarse de la pelota, jugó en las divisiones inferiores del Club Centenario Olímpico. Con quince años empezó a perfeccionarse en el arte de pedalear.
Desde 1960 y hasta 1963 compitió como corredor libre. En ese tiempo corrió alrededor de 120 pruebas, ganó unas 65 veces y alcanzó el récord de 18 victorias consecutivas. Luego, en la temporada 63/64 se convirtió en un ciclista federado del Club Sportivo Juan B. Del Bono San Juan. En esas condiciones debutó y se consagró en la “Vuelta al Gran San Juan”.
Fue un tiempo de grandes logros. Antonio obtuvo el primer lugar en las competencias contrarreloj, persecución individual y campeonato de novicios. Después de estas participaciones destacadas se alejó un tiempo del deporte para cumplir con el servicio militar. Volvió en 1965 y siguió ganando terreno con los pedales.
Desde entonces y hasta 1967 ganó más de diez carreras a nivel provincial, casi todas las clásicas del calendario provincial y la “Doble Calingasta” con récord absoluto de tiempo, entre otras. Además, se convirtió en campeón sanjuanino, cuyano y argentino de resistencia.
En junio de 1967 viajó a Winnipeg, Canadá, para competir en los Juegos Panamericanos, representando a la selección argentina. Sin embargo un hecho trágico daría un gran vuelco a sus sueños albicelestes.
El Payo tenía sólo 21 años. Una mañana, en el país norteño, salió a rodar para familiarizarse con el recorrido junto a sus compañeros Delmastro, Breppe y Cavallieri. Mientras pedaleaban un conductor en estado de ebriedad terminó con la gran esperanza argentina. Atropelló al sanjuanino y lo dejó tirado en la calle.
"Está vivo, está vivo...No lo tapen, no lo toquen" gritaba su compañero Delmastro cuando llegó la ambulancia. Después del dramático accidente Matesevach permaneció internado durante un mes en Canadá y fue intervenido 13 veces, incluyendo las operaciones que le hicieron en Argentina.
El locutor Osvaldo Papaleo contó su historia en el programa "Corazones Solitarios" y fue así que Antonio comenzó a recibir visitas de personalidades del ambiente artístico y deportivo, así como ciudadanos comunes que se interesaron por el deportista postrado.
A mediados de 1968 Silvia Elina Marenna, una empleada de comercio porteña, fue a visitarlo. El Payo no sabía que un tiempo después, en 1970, Marenna se convertiría en su esposa y en la madre de su hija Natalia Lorena.
Lejos de lo que cualquiera hubiera esperado, en 1972, Antonio Matesevach retomó su gran afición, el ciclismo. Así, inició su segunda etapa en la carrera ciclística. Desde febrero de ese año compitió once años en forma ininterrumpida y durante diez fue titular de la Selección Argentina de ciclismo.
En su regreso el payo fue ganador de todas las competencias clásicas del ciclismo sanjuanino, también de varias nacionales en Capital Federal, Río Negro, Córdoba, Santiago del Estero, Mendoza y siete Campeonatos Argentinos en Ruta. Como si todo eso fuera poco, en cuatro oportunidades, obtuvo el título de Subcampeón Argentino.
A nivel internacional corrió en Canadá, Venezuela, Puerto Rico, México, Colombia, Ecuador, y Brasil. Además, en Italia la prensa lo destacó como “El Maradona del ciclismo”.
El Payo fue distinguido en numerosas ocasiones. Fue reconocido con la “Bicicleta de Plata” como deportista del año, ternado en los “Premios Olimpia”, homenajeado por Palito Ortega, distinguido por la Asociación Cultural del Libro y la Dirección de Deportes, Recreación y Turismo de San Juan. Además, fue abanderado de los Juegos Olímpicos de Puerto Rico y recibió una plaqueta de la Confederación Cubana de Deportes, entre muchos otros reconocimientos.
El ciclista falleció el 23 de julio del 2012 mientras se encontraba en Capital Federal junto a su esposa.
Fuentes:
Antonio Matesavach
Silvia Elina Marenna
Fundación Bataller