Tuvo una infancia poco feliz y quedó rengo en la niñez. Militaba en un pequeño partido. Se lo recuerda en la plaza, charlando con amigos. Nada hacía prever las condiciones que demostraría cuando llegó al gobierno. Ruperto Godoy, que había sido electo vicegobernador, quedó a cargo de la provincia en 1947. En 1950 ganó las elecciones como gobernador, pero murió cuatro días después de asumir. En esta nota Juan Carlos Bataller describe la personalidad de este inolvidable dirigente político.
El apellido Godoy siempre estuvo emparentado con la política sanjuanina.
Pero el Ruperto Godoy que en los años ’40 llegó a la Casa de Gobierno pasó a ganarse un lugar en la historia sanjuanina como el gran pacificador de los enfrentamientos que durante tantos años ensombrecieron la vida política lugareña.
Don Ruperto no tuvo una infancia feliz. Era hijo de Ruperto Godoy Carril, quien también fuera gobernador de San Juan y hombre de fortuna, quien se casó con una mujer mucho más joven, doña Elena Gallo.
Godoy había nacido el 28 de marzo de 1898 y cuando sólo tenía seis años murió su padre. Su madre se casó con Eusebio Zapata, con quien tendría otros dos hijos, Eusebio Baltasar que llegaría a ser importante hombre público, y Josefa (Nena), casada con Carlos Güell.
Ruperto fue enviado a Buenos Aires con sólo 6 años, como internado del Colegio Lacordaire, donde realizaría sus estudios primarios y secundarios y egresaría con el título de bachiller.
Pero no sólo había sido solitaria su niñez sino que una afección en una pierna lo dejó rengo, hecho que, sin duda, lo afectó en la juventud.
Ruperto Godoy se radicó durante un tiempo en Rosario, donde trabajó en la delegación del Ministerio de Trabajo.
Ya de regreso en San Juan, Godoy –que era un enamorado de la política- militó en el Partido Demócrata Progresista y trabajó como martillero asociado con Novoa.
La primera aparición política de Godoy en San Juan fue para las elecciones del 8 de noviembre de 1931 integrando la fórmula Arturo Storni – Ruperto Godoy que presentó la Alianza Demócrata Socialista que se opuso a Justo en la Nación. En esas elecciones obtuvieron 3.970 votos, el 13,2 por ciento, ocupando el segundo lugar detrás del bloquismo que con la fórmula Federico Cantoni – Vicente Cattani, superó el 70 por ciento.
Pero hasta mediados de la década del 40, cuando se incorpora activamente al trabajo político junto al coronel Juan Domingo Perón, a Godoy se lo recuerda como un hombre muy sencillo, despreocupado por los negocios, absolutamente desinteresado en cuestiones de dinero, cuyo mayor pasatiempo era conversar con amigos en la Plaza 25 de Mayo, donde se hacía llevar todos los días por un coche de plaza y actuar en el pequeño Partido Demócrata Progresista.
Y así habría, seguramente, transcurrido la vida de don Peto sino hubiera sido por la aparición en la escena política de Perón.
Ruperto Godoy estaba casado con doña Hélida Basualdo, hija de Honorio Basualdo –conservador de gran actuación política en los años 30- y de Amelia Correa. Muchos años mayor era don Peto que su esposa, que sólo tenía 17 años cuando se casó.
El matrimonio Godoy Basualdo tuvo dos hijos: Ruperto Honorio, que nació en Rosario y Juan Carlos, que murió con sólo dos años.
Precisamente Ruperto Honorio, que luego sería gobernador durante poco más de 40 días en los años de la Revolución Argentina, era con 25 años el secretario privado de don Peto.
Quienes fueron colaboradores de Godoy recuerdan que “pocas veces se debe haber dado un caso de tan estrecha relación entre un padre y un hijo. Peto hijo sentía respeto, admiración, amor, casi adoración por su padre.
Y lo mismo ocurría con don Peto por su hijo. Al extremo que a las 7 de la mañana ya estaba Godoy llamando a la puerta de la casa de su hijo para encargarle tareas y preocupado hasta de lo que comía cuando engordaba un poco.
-No comas eso que vas a engordar-, recuerdan que decía don Peto. Y Ruperto detenía el tenedor haciendo caso a su padre a pesar de ser ya un hombre.
Godoy era hombre de “buena mesa”. Le gustaba comer e invitaba amigos. Benita, la cocinera de la Casa de Gobierno en aquellos años, le preparaba sus platos preferidos, bajo la atenta supervisión de doña Hélida, una experta en el arte culinario que cuando murió el gobernador se dedicó a dar clases de cocina.
Doña Hélida siempre fue la que atendió las cuestiones económicas de la familia pues Godoy además de desprendido era un hombre absolutamente desinteresado en cuestiones de dinero.
Don Peto era un hombre que dormía muy poco. A las 7 de la mañana ya estaba en funcionamiento. Y no paraba hasta las 3 de la tarde por lo general. Volvía a su despacho a las 5 y a las 11 de la noche caminaba los pocos metros que lo separaban de la residencia que ocupaba en la casa de gobierno donde dormía un rato. Pero a las 2 de la mañana ya estaba de nuevo en pie y con sus amigos y colaboradores Carlos Guimaraes –que era jefe de Policía- y César Camargo salía a recorrer comisarías.
-A la policía hay que controlarla, especialmente de noche–, decía el gobernador.
Además de su hijo Ruperto, don Peto tenía otros hombres que eran sus amigos personales y de confianza.
Entre ellos estaban los ya nombrados Guimaraes y César Camargo. Otra persona muy cercana a los afectos de Godoy era su médico personal, el doctor Ramón Peñafort.
Otra de las personas que casi diariamente visitaba a don Peto cuando vivía en la Casa de Gobierno, era Rieznik, su kinesiólogo y amigo.
Godoy fue el primer gobernador que vivió en la Casa de Gobierno, donde existían cuatro casas hoy destinadas a oficinas.
En la Residencia de Gobierno también ocupaban casas el presidente de la Cámara de Diputados, don “Balta” Zapata, medio hermano del gobernador, y el ministro de Reconstrucción, ingeniero Juan Melis. Durante algún tiempo, Peto hijo y su esposa, Marta Echegaray, ocuparon una pequeña vivienda ubicada en el sector que da a la avenida Libertador, donde luego estuvo la Dirección de Tránsito.
Durante los festejos por el triunfo electoral de 1950, que le permitiría gobernar San Juan por cuatro años más, Godoy sintió fuertes dolores en el pecho. Lo atendió el doctor Castillo Odena, quien diagnosticó un infarto. Quisieron internarlo pero el gobernador se opuso.
Contra los consejos médicos, continuó atendiendo a las visitas desde su lecho de enfermo.
El 28 de mayo, a las 23, los doctores Juan Torcivia, Carlos Basualdo, Ramón Peñafort y Antonio Torcivia dieron un parte médico donde explicaban que Godoy “ha sufrido una repentina indisposición a consecuencia de su intensa actividad desplegada en los últimos tiempos, que hace necesario someterlo a un reposo absoluto”.
El día 30 de mayo de 1950, murió Godoy.
Y es en ese momento cuando se descubre la dimensión que había tomado la figura de Ruperto Godoy.
Porque ese hombre rengo, de infancia poco feliz, que hasta pocos años antes podía encontrarse todos los días en la Plaza 25 de Mayo o en la confitería La Cosechera, charlando con amigos, fue capaz de reunir en su despedida final la mayor concentración humana que se recuerde en la provincia.
Nunca se vio una cantidad igual de coronas.
En la Casa de Gobierno, donde se realizó el velatorio, se calcula que había más de dos mil y ocupaban todos los rincones. No quedó una flor en la florería y el diario Tribuna informó que “los jardines de San Juan han quedado exhaustos”.
A las exequias vinieron Eva Perón –su gran amiga- en un tren especial, el ministro de Comunicaciones de la Nación y otras autoridades.
Pronto se impondría el nombre de Godoy a la calle General Acha, a escuelas, a barrios y hasta a una estación ferroviaria de la provincia de Buenos Aires.
Y es acá donde cabe una reflexión.
La inteligencia, la astucia, los conocimientos, todo es importante en la vida.
Pero también es importante estar en el lugar justo, en el momento justo.
Y Godoy, un hombre que reunía condiciones pero que no era ni un orador brillante ni un intelectual de renombre ni un avispado hombre de negocios, fue el hombre justo de un momento.
No necesitó de décadas de ejercicio del poder para ganarse el corazón de la gente. Sólo dos años gobernó San Juan.
Simplemente, tuvo la virtud de saber abrir la puerta cuando la historia pasó a su lado.
Godoy tuvo un equipo muy eficiente de colaboradores.
• El presidente de la Cámara de Diputados, don Eusebio Baltasar Zapata, era de hecho el vicegobernador y hombre de su confianza, como que era medio hermano de Godoy.
• En los primeros años de gestión, el ingeniero Rinaldo Viviani, que luego sería senador nacional y gobernador electo, fue su ministro de Gobierno e Instrucción Pública.
• El ingeniero Juan Melis, fue ministro de Reconstrucción, un cargo importantísimo en aquellos dias pos terremoto.
• El doctor Elías T. Amado, que en 1950 lo acompaño en la fórmula y lo sucedió a su muerte como gobernador, fue ministro de Hacienda.
• El ingeniero Juan Victoria era el secretario técnico de la Gobernación.
• El enólogo Luis Cattani, ministro de Obras Públicas, Industria y Comercio.
• César Moya era secretario general.
• Don José Aristóbulo Soria, periodista de larga trayectoria, se desempeñó como subsecretario de Informaciones.
• El doctor César Baigorrí fue el intendente de la Capital y el ingeniero José Segovia, director de Vialidad Provincial.
• Ruperto Honorio Godoy, su hijo, fue su secretario privado.
• Carlos Guimaraes fue jefe de Policia. Los senadores nacionales del primer gobierno peronista fueron los doctores Oscar Tascheret y Pablo Ramella y los diputados nacionales, Eloy P. Camus, Ramón W. Tejada y Jabel Arévalo Cabeza.
Las audiencias públicas
Una vez por semana, en los jardines de la Casa de Gobierno se realizaban las audiencias públicas. Se colocaba un escritorio y don Peto se sentaba detrás, mientras apoyaba la pierna lastimada en un banquito que le acercaban. Una multitud concurría a esas audiencias. Era el peronismo de los primeros tiempos en su máxima expresión.
- ¿Y a vos qué te hace falta? -, preguntaba el gobernador.
- Yo necesito una máquina de coser, señor gobernador.
- Anoten nombre y dirección y la envían hoy mismo -, decía Godoy. Y ese mismo día llegaba la máquina de coser a la casa de quien la había pedido.
Godoy era, por sobre todas las cosas, un hombre con gran sentido práctico.
Una anécdota contada por el historiador Horacio Videla lo pinta de cuerpo entero.
En 1948, el peronismo era muy afecto a estatizar empresas. Había pasado con la electricidad, los teléfonos, los ferrocarriles.
En San Juan se hablaba de hacer lo mismo con el Banco de San Juan, entonces entidad mixta.
Don Ruperto Godoy llamó al jefe de abogados del banco y dio una orden terminante:
- Pare inmediatamente el proceso de provincialización. Gobierno con banco queda mal con los amigos o el banco es el descrédito del gobierno.
La historia de San Juan registra a varios Godoy. Varios de ellos se llamaron Ruperto.
• El primer Godoy que menciona la historia fue un jesuita. Se llamaba Juan José Godoy, era hijo de padre mendocino y fue precursor de la emancipación americana. Arrestado, trasladado a España y reducido a prisión en 1785 en Cadiz, murió allí.
• En el siglo XIX aparece el primer Ruperto. Se llamaba Ruperto Godoy De la Rosa y fue tres veces gobernador interino y ministro de Sarmiento.
• Don Ruperto Godoy Del Carril fue también un personaje prominente que gobernó San Juan.
• Ruperto Godoy Gallo, era hijo de Ruperto Godoy Carril y es el gobernador del que trata esta nota.
• Ruperto Godoy Basualdo fue gobernador durante 40 días durante la llamada Revolución Argentina. Era hijo del anterior.
• Ruperto Godoy Echegaray, fue diputado provincial en dos periodos y ministro de Gobierno durante la gobernación de Juan Carlos Rojas.
A estos Godoy unidos por parentesco hay que agregar:
• El general Enrique Godoy, que también fue gobernador electo. Nació en San Juan el 3 de marzo de 1850. Hijo de Maximino Godoy y Juana Roimera Quiroga Descendiente de una familia que siempre tuvo a uno de sus miembros en el Cabildo. Fue electo diputado nacional en 1890. El 12 de mayo de 1902 asumió como gobernador. Renuncia en 1904 al designárselo ministro de Guerra de la Nación. En 1906 fue electo senador nacional por la Legislatura. Falleció el 18 de mayo de 1912, a los 62 años, en Buenos Aires. Se casó con una dama correntina, Amalia Refojos.
• Manuel José Godoy, gobernador electo. Asumió el 12 de mayo de 1905 y fue derrocado por la revolución encabezada por el coronel Carlos Sarmiento el 7 de febrero de 1907. Hijo de Hilarión Godoy Del Carril y Dolores Quiroga de la Roza. Contrajo matrimonio con Carmen Alvarado. Nació en 1845 y murió el 11 de agosto de 1920 a los 75 años. Su hijo, Manuel J. Godoy, se suicidó tras los reveses políticos.
Volver al indice de trabajos de Juan Carlos Bataller
Década de 1950
1950 - Ruperto Godoy entrega barrios