La Fundación Bataller es una institución sin fines de lucro que se propone recuperar, preservar y difundir para las futuras generaciones, los testimonios orales, gráficos y documentales que mantengan vigentes en la memoria colectiva la historia de la única ciudad argentina que fuera casi totalmente destruida por un terremoto, a la vez que tender un puente entre el San Juan moderno y el que sucumbió.
El terremoto de 1.944 marcó una profunda ruptura en la sociedad sanjuanina. Fue, sin duda, la mayor catástrofe de la historia argentina.
En pocos segundos murieron 10 mil personas, más de 15 mil resultaron heridas y casi el 90 por ciento de la edificación, diseminada en una superficie de 200 kilómetros cuadrados, quedó reducida a escombros o inutilizable. Demasiado para una ciudad de ciento cincuenta mil habitantes donde la vida ya nunca sería igual.
Con el terremoto no sólo sucumbió la ciudad colonial sino que todo fue distinto. Hubo una gran emigración, quedó gravemente afectada la economía tradicional, durante años imperó un sentimiento colectivo de precariedad, temas tan elementales como evitar las epidemias, comer, tener un techo bajo el cual dormir, pasaron a ser prioritarios.
A los efectos del terremoto, se agregaron los del posterremoto.
La Nación invirtió durante dos décadas cuantiosas sumas en la reconstrucción de la ciudad; El Estado, hasta entonces casi ausente en el desarrollo de la sociedad, pasó a tener un rol fundamental. Aparecieron negocios, profesiones, trabajos, pocas veces relacionados con el aparato productivo, los que durante años suplieron el estancamiento del viejo modelo. Surgió así una nueva cultura.
La premisa de aquellos años fue “hay que sepultar tanto dolor y comenzar de nuevo”.
Así fue como se derrumbaron edificios que podrían haberse rescatado, nació un verdadero culto de “lo nuevo”, se acentuó el éxodo de la zona rural a la ciudad y el inmigrante ganó su derecho definitivo a ser considerado sanjuanino, dejando de lado sus originales identidades culturales, con el consiguiente cambio de los hábitos sociales.
Durante medio siglo los sanjuaninos obviaron referencias al terremoto.
Una prueba de ello es que no hubo un sólo testimonio -un monumento, una plaza, una calle, una simple placa- que recordarán la gran tragedia ni tampoco la tremenda epopeya que significó reconstruir la ciudad en el mismo sitio. Hoy la provincia de San Juan tiene 620 mil habitantes, más de la mitad de los cuales vive en el Gran San Juan., en aquellos 200 kilómetros cuadrados que destruyó el sismo. No más de 10 mil sanjuaninos pueden guardar en su memoria recuerdos de lo que fue este sitio antes del terremoto.
Los niños sanjuaninos -y lo mismo ocurrió con sus padres- han crecido sin observar testimonios edilicios de su pasado pues las calles, las iglesias, las escuelas, los edificios públicos de su ciudad, no son los que existían antes de 1.944. Aunque en muchos casos ocupen el mismo lugar que los originales, todos fueron construidos en la segunda mitad del siglo XX.
No sólo los edificios son otros
Ya no existen los bancos que surgieron a principios del siglo XX con el esfuerzo y los capitales sanjuaninos; dejó de producir la mayor parte de las grandes bodegas de aquella época; el nieto del inmigrante dejó de trabajar la tierra, desaparecieron los diarios que entonces se editaban y recién ahora el terremoto comienza a ocupar un capítulo en los libros de historia. En esta nueva ciudad, reconstruida bajo normas sismo resistentes, con amplias avenidas y anchas veredas, casi todo es posterior al terremoto. desde las universidades hasta el arbolado público. Desde las instituciones y clubes hasta las empresas.
Es como si la vida hubiera comenzado después del terremoto
No hay testimonios edilicios que permitan mostrar a las nuevas generaciones o a los visitantes, los lugares donde se gobernó, se oró, se educó, se divirtió o se trabajó.
Las raíces quedaron sepultadas. Por los escombros primero. Y por las capas de hormigón armado después.
Y junto con esas raíces, evidentemente, quedaron enterradas pautas culturales que hoy muchos sanjuaninos extrañan al ver adormecido aquel espíritu pionero que doblegó al desierto transformándolo en un vergel y generó uno de los sitios más prósperos de la Argentina.
La Fundación Bataller surge en ese contexto con un objetivo muy claro: insertos en un mundo globalizado es fundamental saber cuáles son nuestras raíces, de donde venimos, con qué sustancias se fue conformando nuestra esencia.
Recuperar nuestra historia e incorporarla a nuestra vida es tan importante como lo ha sido la reconstrucción de la ciudad. Cuando hablamos de reconstruir la historia no estamos refiriéndonos a antiquísimos documentos, a leyes y decretos, a prohombres y sucesos gloriosos.
Estamos hablando a la historia que día tras día construyeron hombres y mujeres -algunos llegados de lejanos países- en un espacio geográfico común. Nos referimos a los aportes culturales que cada uno de ellos hizo y que se expresó en cada acción vital.
Sólo si logramos suplir los testimonios ausentes con medios idóneos para que los sanjuaninos puedan incorporarlos como partes integrantes de su cultura, habremos logrado el objetivo de cerrar definitivamente aquella inmensa brecha que abrió el terremoto y afirmar, convencidos: “aquí estamos y esto somos” .No pretendemos crear libros de historia tradicionales o museos de la memoria, como son los museos de conservación sino espacios de encuentro que proporcionen testimonios gráficos pero también artísticos, sensoriales, interactivos, participativos.
A 60 años del Gran Sismo, van desapareciendo los antiguos sanjuaninos que pueden transmitir enseñanzas de aquella ciudad perdida. Es imperativo, pues, la creación de estos espacios que permitirán soldar el antes y el después, integrando definitivamente ambas márgenes. Para cumplir con esta finalidad la Fundación -sostenida con el aporte de sus fundadores y con un patrimonio integrado por más de mil fotografías del San Juan anterior del terremoto, con sus correspondientes epígrafes identificatorios - alienta el incremento del patrimonio documental, la implementación de cursos y programas de formación y especialización en los temas que constituyen el objeto de la Fundación, las investigaciones históricas y todo aquello conducente al mejor logro de los objetivos, teniendo en mira el fin primordial deseado por los fundadores, a los fines de que la Fundación se desarrolle y progrese a través de los años.
- Usted puede colaborar con la Fundación, aportando documentos fotográficos y testimonios que enriquezcan nuestro patrimonio. Estos documentos serán difundidos por distintos medios y en todos los casos se menciona el nombre de la persona o la familia que proporciona el material.
Modalidades de apoyo a la Fundación
El programa de nuevos socios de la Fundación Bataller está dirigido a personas físicas y jurídicas, con un régimen especial de aportaciones y beneficios específicos. Las empresas, fundaciones o instituciones como así también las personas individuales pueden incorporarse como amigos de la Fundación.
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El Consejo de administración de la Fundación está integrado de la siguiente manera:
Presidente permanente, Juan Carlos Bataller.
Vicepresidente primero, Silvia Beatriz Plana de Bataller.
Secretaria, Carla Paola Bataller.
Tesorero, Mariano Bataller.
Vocales titulares, Juan Carlos Bataller Plana, Luis Alberto Bataller Plana y Luciano Bataller Plana.