La capilla Nuestra Señora del Carmen, popularmente conocida como "la capilla", en Villa Calingasta, se erige como una de las más añejas de la provincia. Su construcción data del año 1739, siendo erigida por la orden de los Jesuitas y con la labor de la mano de obra huarpe. Esta construcción tenía como propósito principal la difusión de la cultura española y la fe católica en tierras americanas.
Sus muros, erigidos con adobe, se asientan sobre sólidos cimientos de roca. Originalmente revestida con barro y decorada con cal, presenta en su interior una única nave y un pórtico delimitado por tres arcos. El techo, por su parte, se conforma mediante una estructura de madera sostenida por tirantes, sobre la cual se dispone cañizo cubierto de barro y paja.
En cuanto al origen de su denominación, existe controversia. Monseñor Pablo Cabrera sostenía que Calingasta representaba la antigua Catalve, mencionada en el acta fundacional de San Juan. Por otro lado, Gabriel Guzzo, en su obra "San Juan" de 1971, indica que Calingasta fue llamada Catalve, tomando su nombre de Callin, Callán o Callián, apelativos asociados a un indígena exiliado por Alonso de Mercado durante la última contienda calchaquí en 1665.