Yo salía a juntar de madrugada
las hilachas de platas del lucero,
y en la escarcha y en los charcos se quedaban
trozos de sombra que la luna iba viviendo.
Con la lumbre del sol en los rincones
despertaban mis días jornaleros
y las sombras detrás de los balcones
por las tardes marcaban el regreso.
((Estribillo))
Los deseos de volver me apresuraban
y partía impaciente rumbo al pueblo
donde siempre dos ojos me esperaban
para llenar de ilusiones a mis sueños.
Ella barría el patio mirando afuera
yo pasaba a caballo mirando adentro.
Una noche sin querer vi a su sombra
que abrazada a otra sombras se escondían
y al quedar apretada las dos solas
una sombra de pronto aparecía.
Resignado por fin he comprendido
que yo fui para ella un pasatiempo
y aunque aún la esperanza no he perdido
la he querido olvidar pero no puedo.
((Estribillo))
Hoy no tengo razón de ir apurado
ahora vuelvo y mi zaino el tranco lento
sin embargo al pasar frente a su rancho
me detengo a mirar por si la veo.
Ella barría el patio mirando afuera
yo pasaba a caballo mirando adentro.
Autor: Ernesto Villavicencio y Oscar Valle
Volver a letras de Ernesto Villavicencio
Volver a listado de autores