Al sudoeste de la provincia de San Juan, en el Departamento Calingasta, se encuentra el Refugio de Vida Silvestre Los Morrillos. Esta zona protegida abarca una extensión de 23.500 hectáreas, limita al este con el río de los Patos y llega por el oeste hasta el cordón montañoso conocido como Ansilta, una parte del flanco oriental de la Cordillera de los Andes.
El nombre de la zona deriva de la existencia de pequeños morros o promontorios situados sobre el faldeo oriental de la cordillera. En el morro más visible llaman la atención una serie de cuevas naturales que los indígenas del valle usaron hace miles de años. El área está dominada por dos cerros llamados Morillos, uno Chato y el otro Puntudo, en relación a sus formas.
El lugar se encuentra a unos 30 kilómetros de la localidad calingastina de Barrreal y a 180 de la Ciudad Capital de San Juan.
Debido al valor tanto natural como histórico y cultural de este lugar, en 1993 los propietarios del área, la empresa Ansilta S.A., y la Fundación Vida Silvestre Argentina firmaron un convenio con el fin de convertirla en un área protegida. Así nació este proyecto integral de conservación mediante la unión de esfuerzos entre una entidad privada y una asociación no gubernamental. De todas formas, la categoría de reserva privada está oficialmente reconocida por el Gobierno Provincial y Los Morrillos forma parte del Sistema Provincial de Áreas Protegidas.
En Los Morrillos se hallan representados los tres tipos de Provincias Fitográficas típicos de las zonas áridas: el Monte, la Puna y la Altoandina.
El Monte es la máxima expresión del desierto en la Argentina. La escasez de agua (menos de 200 mm/año) exige un esfuerzo máximo a los organismos que lo habitan. Entre sus especies vegetales se destacan, en las partes bajas, la vegetación típica de monte: los cactus, las jarillas, la brea y el retamo.
Otras especies representantes de la flora de alta montaña son el Pingo pingo, una gimnosperma (pariente de las Araucarias y Pinos); los Acerillos, varios arbustos espinosos con frutos semejantes a pequeños tomates peritas; y el Leoncito, una cactácea que forma cojines compactos con espinas achatadas. Una especie destacable es el Chacay, un arbusto que alcanza el porte arbóreo constituyendo densos bosquecillos en la quebrada del arroyo Fiero.
Por su parte, las zonas de vegas o ciénagas contienen las formaciones vegetales típicas de los humedales de la cordillera: junquillos y Yareta.
La fauna mayor de Los Morrillos está representada por el Guanaco y el Suri Cordillerano, conocido en la región por "Churi", una especie típica de ñandú, considerado a nivel internacional una especie amenazada. Otros habitantes son el Zorro Colorado y el Zorro Gris Chico; el tuco-tuco, un roedor que vive en cuevas subterráneas; el Chinchillón, el Chiñe o Zorrino Común y el Puma o León Americano.
Entre las aves, además del Suri Cordillerano allí habita el Águila Mora, el Cóndor Andino, el Tortolón, Corral o Agachona Chica y varios pájaros como las Chamuchinas o Jilgueros Oliváceos y los "Boquenses" o Comesebos Andinos, los cuales pueden llegar a formar grandes bandadas. Varias Lagartijas o Chelcos junto a la Culebra Conejera son los representantes locales de los reptiles.
Las investigaciones arqueológicas han permitido conocer sobre la presencia humana en Los Morrillos desde hace más de 8.000 años. Los primeros hombres fueron cazadores nómades de guanacos y suris. Hacia el año 6.000 antes de Cristo se instalaron en esta zona los cazadores de la Cultura Morrillos, que ocuparon las cuevas del Morrillo Chato como viviendas. Allí dejaron abundantes indicios de su actividad cotidiana, como pinturas rupestres y restos de fogones.
Estas culturas de cazadores-recolectores fueron sucedidas en el tiempo por grupos que se iniciaron en el cultivo de tierra, como los pertenecientes a la Cultura Ansilta. De este último grupo se han encontrado vestigios del uso de las cuevas como graneros, así como momias en muy buen estado de conservación, depositadas en las cuevas de la zona.
Tres son los principales problemas de conservación que enfrenta la zona de Los Morrillos: la caza furtiva, la práctica del endurismo y el daño que provoca en la zona de las vegas el ganado doméstico. Por ello en este refugio se ha decidido evitar el ingreso de hacienda, es decir que está prohibida toda actividad ganadera, así como extractiva.
Como uno de los objetivos de creación de este refugio es la formación de conciencia ecológica, se permite en el lugar el desarrollo de actividad turística y educativa de bajo impacto. Esto implica que el ingreso es en grupos reducidos, siempre acompañados por un guía. Los visitantes disponen de una cabaña con comodidades básicas para pasar la noche y servicios de transporte en vehículos, caballos y mulas.
Los interesados en visitar Los Morillos pueden solicitar información en la Fundación Vida Silvestre Argentina (Defensa 245 6° piso -1065- tel/fax: 331-4864-343-3778/4086).
En San Juan, a través de la Subsecretaría de Turismo de la provincia, ubicada en Sarmiento 24 sur – Teléfonos 0264- 4210004/7677 / 4222431 / Fax: 4225778 – E mail: turismo@sanjuan.gov.ar
Fuentes consultadas:
Dirección de Conservación y Áreas Protegidas - Subsecretaría de Medio Ambiente - Secretaría de Turismo, Cultura y Medio Ambiente del Gobierno de San Juan.
Subsecretaría de Turismo - Secretaría de Turismo, Cultura y Medio Ambiente del Gobierno de San Juan – www.turismo.sanjuan.gov.ar
www.vidasilvestre.org.ar
www.ambiente.gov.ar
Publicación "San Juan Fuerza de Origen", Gobierno de San Juan.