El ejemplar fue localizado en la zona de la Quebrada del Barro, en Balde de Leyes (Marayes).
Se trata de la Waluchelys
cavitesta, una tortuga que vivió en el periodo Triásico contemporáneamente
con otros descubrimientos recientes como los dinasaurios Ingentia Prima y
Lucianovenator bonoi.
Estos descubrimientos remontan a un momento y región
común, la actualmente devenida en una fuente de hallazgos de este tipo, la zona
de la Quebrada del Barro, en Balde de Leyes (Marayes).
Las campañas paleontológicas que se vienen
realizando en San Juan son financiadas por el Gobierno de la Provincia de San
Juan a través de la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación
(SECITI) con el apoyo de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ).
Este hallazgo ha sido publicado por revista
británica “Journal of Paleontology”. El artículo cuenta con la firma de Ricardo Martínez, perteneciente al
Centro de Investigaciones de la Geósfera y Biósfera (CIGEOBIO) y del Instituto
y Museo de Ciencias Naturales (IMCN), ambos de la UNSJ; Cecilia Apaldetti, de la UNSJ y el Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet); Juliana Sterli, del Conicet y Museo Paleontológico Ferruglio de
Chubut e Ignacio Cerda, de Conicet y
la Universidad Nacional de Río Negro.
El nombre científico con el que fue bautizada la tortuga encontrada, está
compuesto por el término Walu, que en diaguita significa tortuga al igual que
lo es chelys en griego. Cavitesta a su vez proviene del vocablo latino cavum
(hueco) y testa (caparazón).
La terminología, por tanto, describe la característica principal que distingue
a este ejemplar como es la presencia de cavidades en las placas del caparazón.
En cuanto a su tamaño, Waluchelys
cavitesta tenía un caparazón de 40 centímetros
aproximadamente, una altura de 30 centímetros y un largo aproximado de 60 cm.
El descubrimiento que ha sido presentado ante la
comunidad científica internacional tuvo lugar hace unos años y forma parte de
una serie de trabajos en el campo paleontológico que se vienen desarrollando
con mucho éxito.
El reconocido paleontólogo Ricardo Martínez comento que “Los hallazgos han sido varios, unos cinco especímenes. En gran parte fueron
descubiertos desde el año 2015 y el último en el 2018; a todo esto, tenemos que
sumarle que es mucho el trabajo que se lleva a cabo, ya que es complejo de
preparar y extraer de la roca, y que además hay que agregarle la preparación
del trabajo científico”.
Igualmente, si bien “esta tortuga no es la
más vieja conocida en el mundo, está entre las más antiguas y primitivas. Tiene
205 millones de años, siendo que lo más antiguo en el mundo en lo que se
refiere a tortugas data de 220 millones de años. Esta es la primera tortuga
triásica que se descubre en San Juan y la segunda de toda la Argentina. Es muy
importante dado que muestra un tipo de crecimiento donde las placas marginales
que tienen en el caparazón es un diseño distinto a lo que se pensaba hasta el
momento, y es ahí donde se abre el debate de cómo realmente es la formación del
caparazón de estos animales”, afirmó el científico sanjuanino.
Martínez destacó asimismo que “las tortugas son un grupo muy importante de
invertebrados, ya que tienen una formación anatómica diferente a la que tenemos
nosotros. El por qué desarrollaron el caparazón y con qué fin se desarrolló es
lo que siempre nos preguntamos”.
Por su parte, la doctora Cecilia Apaldetti, coautora de los
hallazgos y los estudios, destacó la importancia de la actividad que se viene
desarrollando y de los últimos descubrimientos: “En conjunto forman una
diversidad casi única en el mundo, que es del Triásico y que se encuentra en
Marayes. Cualquier especie que conozcamos de Marayes, por la edad en la que
vivieron los animales, nos dará información sobre el origen del grupo, ya sean
tortugas, dinosaurios o pterosaurios, porque es un momento en el que estaban
apareciendo y diversificándose varios grupos de vertebrados de los que
conocemos hoy. Esta tortuga da información de un momento de la historia de la
evolución del grupo que es muy poco conocida a nivel mundial. Esto pertenece a
un tronco ancestral de las tortugas. Ni siquiera es una tortuga de los dos
tipos hasta ahora conocidos, las creptodiras y las pleurodiras”.
Como aseguran los
paleontólogos, esta tortuga vivió en Balde de Leyes y compartió hábitat con una
fauna que se descubrió en el año 2015, fauna que no se conoce en todo el mundo.
Está compuesta, por ejemplo, por dinosaurios herbívoros y carnívoros,
antecesores de mamíferos, antecesores de cocodrilos, una fauna totalmente
variada que se está estudiando.
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